La decisión dependerá de factores como la situación personal del cliente, su aversión al riesgo o si tiene pensado realizar amortizaciones anticipadas.
De
cara a este año, los expertos no esperan grandes cambios, aunque los últimos
movimientos que se están produciendo en el mercado han reactivado las dudas de
quienes buscan un préstamo para adquirir una vivienda: ¿es mejor una
hipoteca fija o una variable?
Para
responder a esta pregunta conviene primero saber cómo está el
euríbor y qué tipos de interés están aplicando los bancos
a las diferentes
hipotecas.
El euríbor a 12 meses es, como decimos, uno de los principales
factores a tener en cuenta, ya que su evolución condiciona cuántos intereses
van a tener que pagar los consumidores en las hipotecas
variables que están referenciadas a dicho índice.
En las últimas semanas, el indicador de referencia para la mayoría de las hipotecas en España está subiendo con fuerza y su media de febrero ya se sitúa en torno al -0,33%, su nivel más alto en los últimos 20 meses (en concreto, desde julio de 2020).
A priori, la subida del euríbor podría restar
atractivo a la opción de elegir una hipoteca variable, pero conviene tener en cuenta
que el indicador sigue en terreno negativo y que los expertos afirman que su
tendencia al alza será paulatina y moderada.
Cómo están ahora las hipotecas variables y fijas
A grandes rasgos, las hipotecas variables están sujetas a unos tipos de
interés más bajos que las fijas, aunque tienen un ?plus? de riesgo porque los
intereses a pagar dependen de indicadores como el euríbor. En cambio, en las
fijas el cliente debe asumir un tipo de interés superior a cambio de ganar
tranquilidad y saber que siempre va a pagar la misma cuota hipotecaria: desde
el primer mes hasta el último.
En el mercado podemos encontrar actualmente hipotecas
fijas a 30 años un interés inferior al 1,5% TIN, siempre que el
cliente se aplique las máximas bonificaciones de la entidad en cuestión (como
domiciliar la nómina, contratar un seguro de hogar, de vida o de protección de
pagos, usar las tarjetas de crédito y débito, o bien abrir un plan de
pensiones). En el caso de la oferta variable, encontramos alternativas con un diferencial
inferior al 1%, al que habría que sumarle el euríbor.