La clave para distinguir a un inquilino moroso de un okupa está en el contrato de alquiler.
Un inquilino moroso es aquel que, tras entrar en un piso en alquiler, deja de pagar las cuotas del arrendamiento, los suministros o todo. Esta persona ha accedido al piso a través de la formalización de un contrato de alquiler. A pesar de que deje de pagar la renta o las facturas, el dueño del piso no podrá recuperar su vivienda hasta que un juez proceda al desalojo del moroso.
Desde el primer mes que el inquilino deje de pagar la renta se convertirá en un moroso. También lo serán los arrendatarios que finalizado el contrato de alquiler permanezcan en la vivienda en contra de la voluntad del arrendador.
Un okupa es aquella persona que entra en una vivienda y se establece en esta sin el consentimiento de su propietario. A diferencia de lo que ocurre con los inquilinos morosos, los okupas acceden a una casa sin un contrato de alquiler.
Lo que se conoce como ?okupación? no aparece escrito en el marco legal. Sin embargo, existen dos términos que se refieren a ello: usurpación y allanamiento de morada.
La principal diferencia entre un inquilino moroso y un okupa es que el segundo entra y vive en una vivienda sin tener permiso ni contrato. Por otro lado, un inquilino moroso es alguien que originalmente tenía un contrato de alquiler válido, pero deja de pagar la renta acordada.
El procedimiento para desahuciar a un okupa difiere del proceso para desalojar a un inquilino moroso:
En el desahucio por impago o falta de pago existe un alquiler firmado mediante un contrato válido, pero el inquilino ha dejado de pagar la renta. Con un mes que falte el pago, se podrá iniciar el proceso. En este caso, hay que presentar una demanda en el que se reclame la deuda generada y, además, el desalojo de la propiedad.
El desahucio por precario se refiere al proceso de desalojo de una persona que está ocupando una vivienda sin título válido que lo justifique, es decir, sin un contrato de alquiler o sin otro tipo de acuerdo que le permita ocupar legalmente el inmueble.
En muchas ocasiones, el desahucio por precario se aplica en situaciones en las que el propietario ha permitido que una persona viva en la vivienda de forma temporal, sin exigir un pago, y luego desea recuperar su propiedad. Al no existir un contrato formal que establezca un periodo de arrendamiento o condiciones específicas, el propietario puede solicitar el desahucio por precario para que la persona abandone la vivienda
El tipo de desahucio que se utiliza para echar a los okupas es el que se conoce como "desahucio express". Desde el 2 de julio de 2018, se implementó la ley 5/2018 que establece un proceso de desahucio express específico para okupas. Antes de esta fecha se usaba el desahucio por precario para desalojarlos, aunque no era el método más adecuado, ya que un okupa no es un precarista.
Para emprender el proceso de desahucio express contra okupas, hay que presentar una demanda firmada por un abogado y un procurador. Esta debe incluir pruebas del título de propiedad de la vivienda, cualquier contrato existente, registros de impagos y cualquier otro documento que confirme que un tercero está ocupando la propiedad sin el consentimiento de los verdaderos propietarios.
"Existe un mito que expresa que si los ocupantes llevan menos de 48 horas dentro de la vivienda estamos ante un delito flagrante y se les puede echar sin más contemplaciones. Sin embargo, se trata de una afirmación sin base en ninguna ley (ni en el Código Penal, ni en la Ley de Enjuiciamiento Criminal)", comenta César García, director de Acounsel Abogados.
Para que se pueda efectuar el desalojo inmediato de unos okupas, lo esencial es que se les descubra en el acto, por ejemplo, a través de una cámara de seguridad o alarma. Es decir, se les tiene que pillar cometiendo el delito antes de que les dé tiempo a tomar posesión del inmueble. En ese momento, el propietario puede llamar a la policía para echarles.
La realidad es que no existe un desahucio express que en 48 horas eche a unos okupas o inquilinos morosos que tengan la posesión del piso. Dependiendo de cómo hayan entrado a la vivienda habrá que iniciar un proceso de desahucio u otro.
Dependiendo del tipo de desahucio al que haya que enfrentarse, los tiempos pueden variar:
El tiempo estimado para echar a un inquilino que no paga el alquiler oscila entre seis y 12 meses, siendo el plazo más cercano al año e, incluso, superándolo.
De media, según los últimos datos disponibles, se tarda casi dos años en echarles y recuperar la vivienda. Concretamente, el plazo se sitúa en 20,5 meses.
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